"...Luego se echó a reír al darse cuenta de que había empezado a cambiar en cuanto aprendió a reírse de si mismo y de todo lo que hacía mal. Comprendió que la forma más rápida de cambiar consistía en reírse de la propia estúpidez, pues sólo así puede uno desprendrese de ella y seguir rápidamente su camino.
Era consciente de haber aprendido algo útil de sus amigos ratones, Fisgón y Escurridizo, algo importante sobre seguir adelante. Ellos procuraban que la vida fuera más sencilla, en no complicarla en exceso.
Reflexionó sobre los errores que había cometido en el pasado y los utilizó para planificar el futuro. Ahora sabía que se puede afrontar el cambio.
¿Había tomado Hem la decisión de desprenderse del pasado y seguir adelante? ¿Había entrado en el laberinto y descubierto que podía mejorar su vida?"
La vida no es ningún pasillo recto y fácil que recorremos libres y sin obstáculos sino un laberinto de pasadizos, en el que tenemos que buscar nuestro camino, perdidos y confusos, detenidos,
de vez en cuando, por un callejon sin salida.
Pero, si tenemos fe, siempre se abre una puerta ante nosotros; quizá no sea la que imaginamos.
pero si será, finalmente, la que demuestre ser buena para nosotros.
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