jueves, 29 de diciembre de 2011

Fragmento - Todo tiene su tiempo . Blanca Riestra

(...)No sé cuánto tiempo pasé así, durmiendo en la calle, alternando los cajeros automáticos - sublime el confort de los cajeros . y de las bocas de metro, envuelto en hojas de periódico, y aceptando las sobras de los restaurantes del centro.

Creo qeu aquel fue mi primer descubrimiento del placer aunténtico, ese que deriva de la comprensión perfecta de la materialidad del mundo. Para el mendigo cada día está repleto de riquezas, redondas, irreprimibles, monedas perfectas y panecillos tiernos, olores de comida y excrementos frescos, calidez de cajas de cartón o de noches estrelladas. Las rutina es siempre majestuosa, pero la rutina de un mendigo es ambrosía. Además, a mi siempre me había gustado el polvo de la calle, el hálito de la basura fresca, el leve perfume de la putrefacción de los contenedores de los domingos.

El primer día es siempre el más duro. Existe como un umbral de hielo que separa a un hombre decente de su doble desposeido. Pero una vez que uno da el paso y deja atrás la placenta horrorosa, todo sucede con facilidad.(...)

¿Por qué resulta tan tranquilizador y atenazante al mismo tiempo vivir del aire, vivir sin pensar más que en el instante presente, en la comida venidera, contemplar por primera vez y para siempre el mundo de manera completamente pura?

Y sin embargo no todo es simplicidad, contemplación, inmaculada inmediatez. (...)

(...)Queremos ignorar lo irremediable. Tomamos decisiones, emprendemos caídas o ascensos fulgurantes que creemos planificados, producto de nuestra razón, de nuestra sinrazón, de nuestro deseo. Pero las cosas tienen una vida propia, siguen siempre su curso caprichoso, a pesar de nosotros mismos. Es como si nuestro destino se fraguase en otro sitio. Nos afanamos inútilmente en rechazar todas nuestras posibles vidas, creemos tenerlo todo ya atado o bien atado, pero a veces lo que ni nos atrevemos a imaginar se nos cae encima y nos arrolla. Lo aceptamos.

Pero el sentido, porque existe un sentido, se nos escapa por completo. (…) Me resisto a creer que todo sea arbitrario. Todo acontecer está regido por una necesidad de equilibrio que se nos escapa.(...)

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